Wednesday, July 22, 2009

Volver a actuar en Cuba


Los monólogos que aparecerán en estos días son los últimos que escribí para Eddy Calderón y su programa "A 90 millas".

Vaya este homenaje a mis compañeros de trabajo y a la dirección de Miami Latin TV.

Este tiempo compartido fue un tesoro que llevaré eternamente en el lugar de las cosas aprendidas.

Gracias a ustedes hoy escribo menos mal.

VOLVER A ACTUAR EN CUBA

Hola, soy Eddy Calderón, una gloria de Cuba y deshonra del exilio, y vengo “A 90 millas”.

La noticia ha salido hoy en El Nuevo Herald, y ha causado polémica.

Pancho Céspedes, cantautor cubano, busca presentarse en un escenario en Cuba, a pesar de que el gobierno de Fidel Castro se lo ha prohibido desde hace diez años.

Las reacciones han sido numerosas y diferentes.

Hay quienes se preguntan qué fumó Pancho.

Y lanzan la hipótesis de que hizo un cigarro con picadura de soya y lo envolvió con una hoja del periódico Granma.

Otros dicen que olió lo mismo que Willy Chirino hace dos meses.

Una sustancia altamente volátil, que te da ganas de volar para Cuba y hacer un concierto.

Otros dicen que resbaló con una cáscara de tequila y ahora se cree José el Cuervo.

Lo que le traería un vuele en grupo y circular, como el de los cuervos alrededor de un punto donde hay un animal muriéndose.

En esta teoría, el punto fuera la Plaza de la Revolución, y el animal muriéndose...

Otros dicen que Pancho hace bien en cantar donde quiera.

Otros dicen que Pancho triunfó en Ciudad México y confirmó en Miami, que ya es hora que vaya a otra ciudad de América Latina.

Pancho ha declarado que no iría a Cuba a hacer política, pero que no admitiría censura.

De todas maneras, el que canta “Ya viene llegando” es Willy Chirino.

Pancho aseguró que de lograr la autorización de los dirigentes cubanos, el concierto se haría bajo sus propias condiciones.

Es algo similar a lo que dijo Willy hace dos meses: yo pido permiso para hacer en Cuba el concierto que me dé la gana.

Pedirle permiso a un enemigo para hacer en su casa lo que a uno le dé la gana no tiene nada de malo.

Quizás tenga mucho de ingenuo.

Sería como pedirle a un perro hambriento que se está comiendo un hueso: “Por favor, compañero perro, ¿pudiera darme un pedacito de su hueso?”

Si hay artistas que quieren ir a actuar a Cuba, eso sólo concierne al artista.

Sobre todo si es un tipo que no ha tenido posiciones políticas en contra del gobierno.

Así partirá sin miedo a que le hagan un acto en repudio.

Lo que llama la atención es que los artistas no comprendan que en Cuba no existe aquello de que “haré el concierto que yo quiera”.

En Cuba las líneas del pentagrama las traza Fidel, y sobre esas líneas férreas tiene que transitar el tren de los cantautores.

El resto es ingenuidad.

Decir en Miami que uno quiere hacer en Cuba el concierto que uno quiera, sin entregar las letras de las canciones, sin librar el guión exacto del espectáculo, es como ver un niño metiéndole velocidad a un león en el zoológico.

Ahí no se sabe si el niño está fascinado con la idea de ver a un león, o si la fiera está pensando “Cómprenle a este muchacho la película del Rey León, que se está muriendo de tristeza”.

Ahí no se sabe dónde hay más soledad, si dentro de la jaula o fuera del zoológico.

En lo que me concierne, yo no iré a Cuba hasta que no pueda subirme a la tribuna de la Plaza de la Revolución, allí, en el podium donde él hace sus discursos, con mi traje de coma andante, mi barba postiza y mis espejuelos de palo, y no le remangue uno de esos discursos que adora mi gente de Miami.

Pancho y Willy pueden hacer lo que les dé la gana, yo continuaré respetándolos.

Súbete a mi programa, que hoy vengo “A 90 millas”.

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