Saturday, July 4, 2009

Serial killer


Desde hace unas semanas un asesino en serie sembraba el terror en el sur de Miami Dade.

Ayer la policía lo atrapó.

El asesino en serie no mataba personas, aunque sí mutilaba sus victimas con una gran crueldad.

Mataba gatos.

Tyler Hayes Weinman, de 18 años, fue acusado de 19 cargos de crueldad en primer grado contra animales, 19 cargos de deshacerse indebidamente de sus cadáveres y cuatro cargos de allanamiento de morada.

El adolescente había sembrado el pánico entre los gatos del barrio.

Cada rato aparecía uno en posición extraña, como en las películas de los asesinos en serie, que aparece un tipo colgando del techo, crucificado y un cartel atrás que dice “Mañana me echo el próximo”.

Tyler hacía igual con los gatos: lo mismo le cortaba el hocico y se lo ponía en el buzón al dueño, que le arrancaba los colmillos y se los mandaba por Federal Express.

Estos muchachos cada vez están más locos.

En mi tiempo los muchachos no éramos así con los animales.

Ni cuando íbamos a la Escuela al Campo.

Y mira que habían animales en ese tiempo: carneras, terneras, gallinas…

Yo tenía un amigo que le gustaba raptar puercas.

Me acuerdo que le llevaba comidita y la sacaba del corral del guajiro.

Se la llevaba para el río, la bañaba y se pasaba el día jugando con ella.

Y por la noche la volvía a llevar para el corral.

Allí nunca hubo violencia, a la semana ya la puerca estaba amaestrada.

Ya el socio mío ni llegaba al corral.

Le chiflaba desde lejos y ella venía solita.

Hasta le regaló un collar.

Este muchacho de aquí es un sádico, ¿tú sabes lo que es echarse 19 felinos?

¡Dejar 19 hogares sin gatos!

Tyler fue detenido y conducido a una cárcel del sur de Miami.

Le caben $5 mil de multa y seis meses por cada gato que mató.

En el barrio ahora le dicen el Matagatos, en la cárcel el Gatorade, porque lo han puesto de todos los colores.

Y todo el mundo se lo quiere beber.

Le han fijado una fianza de $154 000, y dice que si para salir de la cárcel tiene que matar 20 gatos más lo hace, pero la cárcel no hay quien la aguante.

Cuando llegó el momento de fotografiarlo como parte de la detención, Tyler, de cuidada apariencia, puso una sonrisa felina.

Se dice que árbol que nace torcido jamás su tronco endereza.

Pero si Tyler se queda una semanita en prisión, lo más seguro es que le tuerzan el tronco hasta que se le enderece el gato.

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