Friday, January 14, 2011

La poesía no se rinde a las hipótesis.




Lo que se le pide al teatro, es lo que la vida nos niega: el amor, el misterio, el milagro.

Por muy avanzada que haya sido la investigación, nunca un milagro se ha producido donde haya sido posible observarlo y constatarlo.

Ayer se produjo un milagro en ArtSpoken: una decena de escritores y pensadores escénicos de Miami se reunieron para analizar el nuevo trabajo de uno de ellos.

Esta reunión de teatreros, en la que unos abren las compuertas de su alma para que otros entren y digan cómo (se) las siente es algo inusitado, pero aún no llega al milagro.

El verdadero milagro no es caminar sobre las aguas ni volar por los aires, sino saber caminar sobre la tierra.

El milagro vino de la pluma de Ulises Cala, por la vía del útero seco de “Yerma”, al que la actriz Myriam Amanda le prestó su cuerpo.

Myriam no debía actuar anoche, pero el brasileño Marcio Conceicao se enfermó y ella accedió a suplirlo, para que la función no se suspendiera.

Hay algo que los actores detestan: tener que anticipar una actuación; “Lo haré a manera de pre-estreno”, nos dijo en el camerino, cuando fuimos a darle las gracias por su magnánimo gesto.





Una de las cosas más hermosas que comprendí anoche es que mientras uno más comparte, más posee.

Allí estaba una parte de lo que más escribe, de lo que más produce, de lo que más defiende el teatro de Miami; frente a esa decena de dramaturgos, intérpretes y directores surgió el milagro.

Los milagros ni se explican ni se justifican, el milagro es lógico y hasta banal, porque demuestra la supremacía del inventor sobre su invención, del motor sobre la máquina, de la causa sobre los efectos.

Lo cierto es que Myriam Amanda interpretó a “Yerma”, el último texto escrito por Ulises Cala, y los aplausos de algunos de los más brillantes y sensibles pensadores de nuestra escena retumbaron en la sala como una firma solemne, como el eco de la andanada ante el paredón, donde yacía de pie, Myriam Amanda y su actuación alucinada.

Durante unos instantes hubo un silencio, nos quedamos mirando a Yerma, que se apagaba mustia y coloreada de la sangre de sus entrañas, en su lugar aparecía Myriam, como una virgen que nos dice: “aquí estoy, aquí estaré mientras Dios me dé fuerzas para seguir actuando este monólogo, aquí estaré mañana”.

Ayer surgió un milagro en ArtSpoken, ante algunas de las cabezas más iluminadas de la escena contemporánea de Miami: lo maravilloso no es raro porque es algo tangible, aplaudible, admirable como la actuación de Myriam Amanda.

Pero atención: los milagros sólo llegan a los que creen en ellos, la incredulidad es más fuerte que los milagros.

Generalmente, un milagro es un suceso visto por unos que se lo cuentan a otros que no lo han visto, y en ese margen se pueden colar las exageraciones, las deformaciones, y los mitos.

Yo no creo en los milagros que no puedan volver a suceder, éste se renovará una y otra vez cada vez que un director, en cualquier tiempo o país, se le ocurra llevarlo a escena.

Este milagro podrá volver a ser visto hoy, en su estreno mundial oficial, en ArtSpoken, como una prueba de que la literatura dramática tiene un hijo nuevo que podría llamarse “Yerma” o “Eróstrato”, pero que en realidad se llama Ulises Cala, los encargados de demostrárselo serán los actores Myriam Amanda y John Chávez.




Cuando un teatro es la dulzura y el conflicto, el divertimento y la gravedad, la novedad y la memoria, el irse y el quedarse, ¿cuál es el espectador que le niega su mirada? La mediocridad, el facilismo y la mentira pueden mucho, pero nunca lograrán el milagro.

Como la dramaturgia de Ulises Cala, el nivel interpretativo de Myriam Amanda y el increíble volumen de trabajo desplegado por los actores de ArtSpoken son un milagro nacido de la disciplina y de la fe.

El hombre sería un milagro sin interés, si no fuera capaz, a su vez, de inventar milagros: Ulises Cala es un milagro, un dios que vive enterrado en su natal Pinar del Rio, cavándose la tumba de la inmortalidad.

Con Ulises pasa lo mismo que con Lorca: después de dos o tres obras ya parece algo natural, porque un milagro que se repite se banaliza.

Personalmente, soy como Myriam Amanda: prefiero librarme de los falsos encantos para maravillarme de los verdaderos milagros.

La poesía no se rinde a las hipótesis, sólo a la diáfana evidencia de la maravilla.

ArtSpoken Performing Arts Center presenta el estreno mundial de “Yerma”, unipersonal de Ulises Cala, basado en la obra homónima de Federico García Lorca, interpretada por Myriam Amanda, nominada al Premio de Mejor Actor del Año en un Rol Protagónico por el Miami Life Awards.

Y “Eróstrato”, también un unipersonal de Ulises Cala, interpretado por el actor costarricense John Chávez.

Puesta en escena, escenografía y luces: Yoshvani Medina.

Dirección de Arte, afiche e identidad visual: Walter Tucci.

Diseño de vestuario: Mariangel Roca.

Sitio Internet y media: Gabriel Graciano, cortesía de Cyrus technologies.

Viernes 14 de enero del 2011 y sábado 15 a las 8 y 30 pm, domingo 16 de enero a las 4 pm.

En la misma velada se presentará el exitoso monólogo “La vida”, atribuido a William Shakespeare, interpretado por el joven actor brasileño Alberto Danuzio.




ArtSpoken Performing Arts Center

529 SW 12th Ave Miami 33130.

305 528 3514

Entrada $20

Visite www.artspoken.org

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